Para preparar un buen caldo no basta con poner a cocer unos pocos ingredientes en agua. Si quieres disfrutar de un plato bien reconfortante, aromático y sabroso, aquí tienes algunos consejos y trucos para mejorar los caldos y sopas que haces en casa.
Caldos con sabor: el éxito de muchas recetas
Los caldos no solo son perfectos para tomarlos calentitos cuando hace frío; también son la base para elaborar numerosos platos como sopas, cremas de verduras, arroces, guisos, salsas, etc. Es más, el gusto final de muchas de estas recetas reside en la potencia de sabor y aroma que tenga el caldo que utilicemos. Su elaboración, por tanto, no debe tomarse a la ligera.
Sin embargo, hay momentos en los cuales nos apetece disfrutar de un buen arroz o de una rica sopa, pero no contamos con el tiempo o los ingredientes necesarios para preparar ese caldo que nos servirá de base. En esos casos, acudir a productos ya elaborados como los caldos de Gallo es una buena solución.
De pollo, de pollo con jamón ibérico, de verduras y de cocido. Pastas Gallo acaba de lanzar al mercado una gama de caldos perfectos para que podamos elaborar nuestros platos de siempre con mucho menos trabajo, pero con el sabor de casa.
No obstante, si cuentas con el tiempo necesario y quieres preparar tu propio caldo casero, o fondo, como se denominan en cocina profesional, existen algunos trucos que debes conocer.
Trucos para mejorar los caldos: cómo hacerlos más sabrosos
Preparar un caldo correctamente es un proceso sofisticado que marcará la diferencia entre obtener un líquido lleno de sabor o un agua caliente sin ninguna gracia. Para que no te vuelvas a encontrar delante de un plato de sopa sosa y aguachinada, aquí van algunas claves para conseguir caldos tan ricos que den ganas de tomarlos solos.
Tuesta los ingredientes
De verduras, de pescado, de pollo… Independientemente de la variedad de caldo que vayas a preparar, tostar los ingredientes previamente no solo aporta un extra de sabor, sino también de color.
Puedes hacerlo en la misma cazuela donde vas a cocer el caldo, añadiendo un hilo de aceite para evitar que se peguen los alimentos. En el caso de un caldo de huesos, este tostado se hace en el horno junto con las verduras que los vayan a acompañar.
No obstante, toda regla tiene su excepción. Existen algunas preparaciones, como las salsas blancas o los consomés, que requieren caldos de color claro y transparente, por lo que este tostado de ingredientes no debería realizarse.
No te olvides de las verduras
Intenta añadir siempre una buena base de verduras. Estas aportarán un sabor y aroma particular que conferirá parte de la personalidad del caldo.
No es necesario que siempre incorpores las mismas, puedes realizar diferentes combinaciones. Las más comunes suelen ser el apio, la cebolla, el puerro, la zanahoria, el nabo… Los fondos oscuros, esos que se elaboran con huesos de vacuno o de cerdo, suelen llevar también tomate, pues este ayuda a que gelatinicen.
Respeta el tiempo de cocción para cada tipo de caldo
El tiempo de cocción de un caldo varía según los ingredientes que lleve. Tenlo en cuenta a la hora de planificarte en la cocina. Los caldos de pescado o fumets no deben estar cociendo más de 30 minutos, pues las espinas podrían empezar a desprender un sabor amargo.
Sin embargo, un caldo de pollo necesitará al menos 1 hora y media de cocción para que logremos extraer todo el sabor de los huesos. En el caso de los fondos oscuros, el tiempo de cocción puede alargarse hasta las 8 horas, incluso más.
Añade ingredientes aromáticos
Uno de los trucos para mejorar los caldos caseros más sencillos consiste en enriquecerlos con ingredientes que aporten diferentes matices de sabor y aroma.
Si eres de gustos clásicos, decántate por las hierbas aromáticas. Orégano, tomillo, hierbabuena, laurel, perejil… Juega con ellas y combínalas a tu gusto. Para que no se deshagan durante la cocción se suelen añadir dentro de un paquetito hecho con una hoja de puerro. A este atadillo se le llama bouquet garni.
Otras opciones más exóticas para aromatizar tus caldos son el miso, la salsa de soja, el jengibre o la salsa Sriracha. Incorpóralos con discreción y siempre pensando en el sabor que quieras darle a la receta final.
Cuece a fuego lento y espuma la superficie
Los caldos deben arrancarse siempre desde agua fría y llevarse suavemente a ebullición. Una vez llegados a este punto, regula el fuego para evitar que el líquido cueza a borbotones. Además, deberán cocer destapados.
Durante el proceso de cocción verás que se forma una espuma en la superficie del caldo, que no es más que las impurezas que las espinas, carnes o huesos van soltando. Deberás retirarla con ayuda de una espumadera o cucharón tantas veces como sea necesario.
Que el caldo cueza de forma suave y lenta es una de las claves para que no se enturbie. Si el agua burbujea demasiado fuerte, te será mucho más difícil espumar el caldo y, en consecuencia, quedará más opaco.
Retira el exceso de grasa
La grasa aporta sabor y textura a nuestros caldos y sopas, por lo que su presencia es necesaria. Sin embargo, un exceso de la misma puede producir el efecto contrario y resultar desagradable. Por tanto, no te olvides de eliminar el exceso de grasa cuando prepares tu caldo casero.
Puedes retirar esa grasa directamente de la superficie del líquido, con la ayuda de una cuchara. No obstante, una solución más eficaz consiste en dejar enfriar el caldo y esperar a que la grasa se solidifique en la parte superior. Así la podrás quitar de manera más cómoda.
Espesa el caldo si es necesario
Hay que reconocer que una salsa o una sopa demasiado clarita pierde parte de su gracia. Por tanto, en función de la receta que quieras preparar, es posible que necesites un caldo con algo más de cuerpo.
Existen diversas fórmulas para espesar un caldo y conseguir una textura más aterciopelada. La más sencilla consiste en añadir un poco de roux, es decir, una mezcla de harina tostada y mantequilla a partes iguales. El roux es la base que nos sirve para hacer la bechamel, así que muy probablemente lo hayas preparado más de una vez.
Otro elemento de ligazón muy popular en nuestra gastronomía es la picada. Esta consiste en una mezcla de frutos secos triturados a la que a veces se añade yema de huevo cocida o pan tostado. Aporta un extra de textura y un sabor muy rico.
No añadas sal a los caldos base
Los caldos, o fondos, son la preparación de la cual partimos para elaborar otras recetas como sopas, cremas o salsas. Por tanto, no deberían llevar nada de sal. Esta se incorporará en el plato final, en la proporción deseada.
Si te has pasado con la sal al hacer tu sopa o caldo, un truco para neutralizar este sabor salado consiste en añadir durante la cocción una patata partida en trozos. Esta absorberá parte de la sal y te ayudará a arreglarlo.
Prepara en grandes cantidades y congela
Para finalizar esta lista de trucos para mejorar los caldos caseros, aquí va un último consejo. Salvo en el caso del fumet, el tiempo de cocción de un caldo es bastante largo. Por tanto, es muy recomendable que, cuando te pongas manos a la obra, prepares una buena cantidad y congeles.
Acuérdate de apuntar en el envase los ingredientes que lleva el caldo, así como la fecha de preparación. Esto te ayudará a llevar un mejor control de lo que guardas en el congelador. Además, piensa en el número de personas que sois en casa o en el estilo de recetas que sueles elaborar, para así elegir la capacidad del envase que más te convenga.
Dennis dice
Muy buenos consejos, en sentido general la aplicación Pinterest
Código Cocina dice
Y si te das una vuelta por Código Cocina, los encontrarás todavía mejores 😉