Al contrario de lo que pueda parecer, conseguir la taza de té perfecta no es algo tan obvio. ¿Sabes a qué temperatura debe estar el agua? ¿Qué tetera es la más adecuada? ¿Es correcto añadirle azúcar? Para que la próxima vez prepares esta bebida de la mejor manera posible, repasemos cuáles son los errores más comunes que cometemos al preparar el té.
Sostener una humeante taza de té entre las manos es sinónimo, en muchas ocasiones, de un momento de tranquilidad y relax. Un instante en el que nos tomamos un respiro para disfrutar de una bebida repleta de sabores y aromas.
Para obtener estos matices, la preparación del té requiere tiempo y atención. Buena muestra de ello es la milenaria ceremonia del té, todo un ritual en la cultura japonesa. Y aunque en estas latitudes no nos lo tomemos tan en serio como los nipones, eso no significa que no debamos mimar su elaboración.
Existen diferentes variedades de té
El mundo del té es apasionante, pero a veces un tanto desconocido. Un error muy común consiste en confundir los tés con las infusiones, cuando no son lo mismo. Únicamente se denomina té a las hojas extraídas de una planta concreta: la Camellia sinensis. El resto de bebidas obtenidas a partir de infusionar otras hierbas, como la menta o la manzanilla, son simplemente eso, infusiones.
Otro dato que los no aficionados a esta bebida suelen ignorar, es que existen 6 variedades de té: blanco, verde, rojo o pu’erh, amarillo y oolong o azul. Cada una de ellas tiene sus propias cualidades organolépticas, lo que implica que el proceso de preparación no puede ser el mismo para todas.
Echas estas aclaraciones, veamos cómo preparar el té correctamente y descubramos cuáles son los fallos que solemos cometer.
Errores más frecuentes al preparar una taza de té
Elegir teteras o infusores poco adecuados
El té puede infusionarse en una tetera o, si vamos a preparar poca cantidad, directamente en la taza. En ambos casos, el utensilio donde se vaya a hacer la infusión no debe ser poroso ni desprender olores. La cerámica o la porcelana son los materiales más adecuados. También lo son las teteras de hierro fundido, las cuales, además de mantener la temperatura de nuestro té, decorarán la mesa con su precioso diseño.
Por otro lado, evita utilizar infusores tipo bolita y opta por los clásicos filtros. Este tipo de infusores aplastan las hojas de té, lo cual dificulta que se expanda todo su aroma. En caso de tener que utilizarlos, lo mejor es que sean grandes para que no aprisionen las hojas.
No calentar el agua a la temperatura correcta
A la hora de preparar un buen té, la temperatura del agua es uno de los puntos críticos. El té contiene taninos, unas sustancias que se desarrollan con el calor y que son las encargadas de proporcionar al té esas notas amargas y astringentes.
Cuanto más caliente esté el agua, más taninos se liberan y más amargo queda el té. Por tanto, nunca debemos infusionar el té con el agua hirviendo.
Pero las precauciones con la temperatura del agua no quedan ahí. A esto se suma que no todos los tipos de té despliegan sus propiedades a la misma temperatura. Mientras los más aromáticos, como el té negro o el oolong, deben infusionarse a temperaturas cercanas a los 100º, en el caso del té blanco y otras variedades más delicadas, no debe hacerse a más de 80º.
Calentar el agua en el microondas es un error, pues no nos permite controlar su temperatura real. Lo ideal es hacerlo con un hervidor de agua y, en caso de que el aparato no nos dé esa información, utilizar un termómetro para saber a qué temperatura exacta está el agua.
No respetar el tiempo de infusión óptimo para cada té
La temperatura del agua y el tiempo de infusión van de la mano. Por tanto, cuanto más largo sea el remojo, más amargo será el té, mientras que un tiempo de infusión demasiado breve no permite extraer todos los matices de la hoja.
Al igual que ocurre con la temperatura del agua, el tiempo de infusión adecuado varía con la variedad de té. No existe una pauta universal para determinar ambas variables, pues también deben tenerse en cuenta factores como el gusto personal. No obstante, una guía de tiempos y temperaturas de infusión según la variedad del té podría ser la siguiente.
- Té blanco: entre 3 y 7 minutos a 60 ºC.
- Té verde: entre 2 y 3 minutos a 70 ºC.
- Té rojo: unos 3 minutos a 95 ºC.
- Té oolong: unos 3 minutos a 80 ºC.
- Té negro: entre 4 y 5 minutos a 95 ºC.
Echar una cantidad de té a ojo
La cantidad de té que utilizamos debe ser proporcional al volumen de agua. La proporción recomendada suele ser de una cucharadita por cada 250 ml de agua, es decir, por taza.
No obstante, esta proporción puede variar en función de la variedad de té, del grado de frescura de las hojas o del gusto personal. En cualquier caso, no debemos calcular la cantidad a ojo, pues cuanto más conscientes seamos de la cantidad de té que usamos, más fácil será dar con el punto de intensidad que más nos gusta.
Utilizar el té en bolsitas
Las bolsitas de té resultan muy prácticas, pues nos permiten preparar esta bebida casi en cualquier parte y con muy poco esfuerzo. No es de extrañar que su uso sea tan popular.
Sin embargo, los verdaderos amantes del té prefieren evitarlas. Si queremos disfrutar plenamente de todos los sabores y matices de esta bebida, lo más indicado es comprar el té a granel. Al estar metido en una bolsita, el color, el aroma o la estructura de la hoja no pueden apreciarse adecuadamente.
Además, esas bolsitas de té dificultan su dosificación. No son prácticas, por ejemplo, si quisiéramos preparar té para varias personas en nuestra tetera de hierro fundido.
No precalentar la taza
Aunque parezca algo nimio, calentar la taza antes de verter nuestro té es importante. Esto evita que la temperatura del té baje bruscamente al entrar en contacto con las paredes frías del recipiente.
Precalentar la taza es tan sencillo como verter agua caliente dentro, esperar unos segundos hasta que se temple y desechar el agua. Si se prefiere, puede hacerse en el microondas.
Agregar azúcar o endulzante
Si no cometes errores al preparar el té y lo infusionas correctamente, no debería queda amargo. Por tanto, a un taza de buen té no se le debería añadir azúcar ni otro endulzante como sacarina o miel. Estas sustancias enmascaran su verdadero sabor e impiden apreciar sus matices.
Como hemos visto, los errores que comentemos al preparar té son varios, desde no calentar el agua adecuadamente hasta no respetar el tiempo de reposo. La buena noticia es que todos son muy fáciles de solventar y con tan solo prestar un poco de cuidado, podrás sacarle el máximo partido a esta deliciosa bebida.