Croquetas de quinoa y calabacín rellenas de queso

Esta receta de croquetas de quinoa y calabacín rellenas de queso es una excelente idea para disfrutar de las bondades de la quinoa de manera muy sabrosa. Quedan tiernas por dentro y muy crujientes por fuera. Tiene que probarlas.

En poco tiempo la quinoa, también llamada quinua, ha pasado de ser un ingrediente casi desconocido a un invitado habitual en nuestras cocinas. Pese a estar de moda no siempre sabemos cómo cocinarla, por lo que esta receta es perfecta para empezar con ella.

El aspecto dorado y crujiente de estas croquetas de quinoa y calabacín recuerda a las de toda la vida, pero nada más lejos de la realidad. Debajo de esa capa crocante se encuentra un bocado de sabor y textura muy diferente.

Mezclada con verduras como el calabacín, la quinoa es perfecta para elaborar este tipo de croquetas o bocaditos. En esta receta, el queso parmesano será el encargado de aportar un extra de sabor mientras que un rico queso fundente aparecerá en el corazón de cada croqueta.

Todo suena muy rico, ¿verdad? Si tienes curiosidad de saber cómo hacer croquetas de calabacín y quinoa rellenas  de queso, no te vas a quedar con ella porque ahora mismo te lo explico.

Cómo preparar croquetas de quinoa y calabacín

Cómo cocinar la quinoa

Vamos a comenzar por preparar la quinoa. Para sacarle más partido a su delicado sabor lo más recomendable es tostarla ligeramente. De esta manera extraemos todos los aromas a fruto seco que esconde este pseudocereal.

1. Comienza por lavar la quinoa en agua fría. De esta manera eliminarás las saponinas, unas sustancias de sabor amargo que recubren este ingrediente. Algunas marcas comercializan quinua ya lavada por lo que este paso no sería necesario. No obstante, si no estás seguro de que tu quinoa esté libre de saponinas, te recomiendo darle un enjuagado.
2. Seguidamente vierte la quinoa en una sartén caliente y amplia. Deja que se tueste durante unos minutos a fuego medio hasta que adquiera un poco de color y comience a desprender un delicioso aroma a nuez o a fruto seco.
3. Cuece la quinoa con el doble de su volumen en líquido, donde añadirás una pizca de sal. En este caso emplea 400 ml de agua o caldo de verduras. Cocínala a fuego medio durante unos 15 o 20 minutos más o menos. Echa un vistazo al paquete para comprobar los tiempos de cocción que te indican.
4. Cuando comiences a ver unos rabillos blancos, la quinoa estará cocinada. Retírala del fuego y déjala reposar unos minutos. Seguidamente muévela con un tenedor para soltarla.
5. Coloca la quinoa en un colador y deja que escurra el líquido sobrante.

Preparar las croquetas de quinoa y calabacín

1. Antes de dar forma a las croquetas acuérdate de picar el perejil y de cortar el queso en cubitos. El queso que yo he utilizado es un gouda que viene en un bloque, lo cual resulta ideal para cortar los pedacitos a tu gusto.
2. Lava el calabacín y rállalo. Al tener la piel tan fina, puedes rallarlo con o sin ella. Escúrrelo con un colador o bien sécalo bien con papel de cocina. En esta receta nos interesa que la masa de las croquetas no tenga exceso de humedad, pues no podríamos darles forma.
3. En un cuenco amplio mezcla la quinoa y calabacín bien escurridos con el resto de ingredientes, es decir, el pan rallado, los dos huevos, el queso rallado y el perejil picado. Añade también un pelín de sal.
4. Mezcla bien todos los ingredientes con ayuda de un tenedor o de tus propias manos hasta formar una masa homogénea y a la que puedas dar forma. Si ves que te ha quedado tan blanda que no es posible hacer bolitas con ella, incorpora un poco más de pan rallado.
5. Es el momento de formar las croquetas y rellenarlas con el queso. Para ello coloca un poco de masa en una mano, como ves en la imagen de abajo, aplástala ligeramente y envuelve con ella un trocito de queso. Termina de darle la forma redondeada y empánala con el pan rallado. Realiza el mismo procedimiento hasta que termines con toda la masa.
6. Calienta abundante aceite de oliva en un recipiente alto y estrecho. Si lo prefieres puedes usar aceite de girasol. Cuando esté bien caliente (unos 170 ºC) fríe las croquetas de quinoa y calabacín hasta que estén doradas.
7. Cuando estén listas, sácalas rápidamente sin dejar que se quemen y déjalas escurrir el exceso de aceite sobre un poco de papel de cocina.
8. Sírvelas bien calentitas tus croquetas de quinoa y calabacín, así podrás disfrutar de su delicioso corazón de queso derretido.

Consejos para hacer bocaditos de quinoa, calabacín y queso

• Para rellenar estas croquetas de quinoa y calabacín puedes usar el queso que más te guste o el que tengas por casa: gouda, emmental, mozzarella… Lo importante es que sea un queso que se funda bien para conseguir que las croquetas tengan un interior bien cremoso.
• Bolea las croquetas de quinoa y calabacín del tamaño que más te guste. Las mías eran bastante grandecitas y me salieron 18 unidades, pero también las puedes hacer más pequeñas.
• Como te comento más arriba, es importante que tanto la quinoa como el calabacín estén escurridos antes de hacer la masa. Un exceso de humedad te obligaría a añadir más pan rallado de la cuenta y el sabor de la croqueta se vería afectado.
• Lo ideal sería degustar las croquetas de quinoa recién hechas, para que estén crujientes y el queso del interior derretido.
• Si no te queda más remedio que recalentarlas, hazlo preferiblemente en el horno o en una sartén. Se pueden calentar en el microondas, aunque en ese caso perderán ese toque crujiente.
• Puedes incorporar otras hierbas aromáticas que te gusten para darles más color y sabor: orégano, cilantro, cebollino… Con un toque de especias como el curry o el comino también estarán muy buenas.
• Aunque estas croquetas están elaboradas a base de quinoa y calabacín te recuerdo que no son aptas para celíacos, pues incorporan pan rallado, ni para intolerantes a la lactosa o a la proteína de la leche. En esos casos deberías de hacerlas con pan rallado sin gluten y con un queso adecuado a tus necesidades (o suprimirlo, claro).

Consejos para freír correctamente las croquetas de quinoa y calabacín

• Fríe las croquetas en aceite caliente. Lo ideal es que el aceite se mantenga a unos 175 ºC. Para saber si el aceite está listo para hacer la fritura echa un trocito de pan. Si el aceite burbujea a su alrededor ya puedes comenzar a freír las croquetas. Recuerda que si el aceite humea es que se está quemando, por lo que deberías desecharlo.
• Para que las croquetas de quinoa y calabacín queden doradas uniformemente recuerda que debes sumergirlas completamente en el aceite. Disponer de una freidora es muy práctico, pero si no tenemos lo ideal es usar un recipiente alto y estrecho. Yo suelo usar un cazo.
• Realiza las frituras en tandas de pocas unidades (3 o 4 croquetas). Así se mantiene la temperatura del aceite durante todo el proceso.
• No es recomendable reutilizar el aceite en exceso. En este caso, puesto que el alimento que hemos frito no tiene un sabor fuerte, puedes usar este aceite 2 o 3 veces más si es de oliva. Si es de girasol, 1 o 2 veces más, pues este se degrada más cuando lo sometemos a altas temperaturas. Antes de conservarlo cuela las impurezas que haya acumulado durante la fritura.