El ajoblanco es otra de esas sopas frías que no puede faltar en nuestro recetario veraniego. Como suele ocurrir con este tipo de recetas tradicionales, existen varias versiones: el malagueño, el cordobés, el extremeño… Hoy os traigo la receta del ajoblanco malagueño, que cuenta con almendras, ajo y miga de pan entre sus ingredientes. Podríamos decir que se trata de una especie de gazpacho de almendras.
El ajoblanco tradicional se elabora con un mortero, majando poco a poco los ingredientes. Sin embargo, hoy en día resulta más rápido y cómodo hacerlo con una batidora, túrmix o robot de cocina. Como veréis en las imágenes de más abajo, yo utilicé la Thermomix.
El ajoblanco malagueño tradicional se suele acompañar de uvas, lo cual crea un contraste de sabores y texturas delicioso. Elegidlas bien dulces, de tipo moscatel a ser posible.
Esta deliciosa sopa fría se suele degustar como primer plato, pero también es ideal para servirlo como aperitivo. Incluso puede ser el protagonista de la cena en esas noches que no apetece cocinar. El ajoblanco se conserva perfectamente en la nevera durante 2 o 3 días, por lo que podemos elaborar cantidades de más e irlo consumiendo poco a poco.
Al igual que el salmorejo, no se trata de un plato bajo en calorías como pueda ser el gazpacho andaluz. No obstante, tomarlo de vez en cuando nos permite disfrutar de todas las bondades de la almendra. Este fruto seco aporta fibra, proteínas, grasas saludables y cantidades significativas de vitamina E, vitamina B2, así como diversos minerales.
Si nunca lo habéis probado os animo a hacerlo, pues es muy fácil de elaborar y resulta muy refrescante en estos días de calor. ¿Queréis saber cómo hacer ajoblanco malagueño? Pues ahora mismo os lo cuento paso a paso.
Utensilios para hacer ajoblanco malagueño
- Un robot de cocina o batidora
- Cuchillo afilado
- Recipiente para remojar el pan
Ingredientes para hacer ajoblanco malagueño. Cantidades para 4 personas
- 200 g de almendras de calidad, crudas y peladas
- 180 g de miga de pan (preferiblemente tipo hogaza o candeal)
- 2 dientes de ajo grandes (o 3 pequeños)
- 1 litro de agua fría
- 40 ml de vinagre de vino blanco
- 100 ml de aceite de oliva virgen extra
- sal al gusto
- uvas moscatel bien dulces para acompañar
Cómo hacer paso a paso ajoblanco malagueño
- Lo primero que haremos será pelar las almendras si las que tienes en casa vienen con la piel. Para ello las vamos a escaldar. Colocamos las almendras en un colador y las sumergimos durante unos segundos en una olla con agua hirviendo. Las dejamos enfríar y les retiramos la piel.
- Seguidamente ponemos a remojo la miga de pan con parte del agua fría que habíamos preparado.
- Pelamos los ajos y les retiramos la parte central, el germen, que es lo más indigesto.
- Ahora colocamos las almendras y los ajos en el vaso de la batidora o del robot de cocina que vayamos a usar. Trituramos hasta que la almendra quede bien fina.
- Añadimos el pan, el vinagre y la sal y volvemos a triturar hasta formar una pasta.
- Ahora es el turno de añadir el aceite de oliva. Para que la mezcla ligue bien, lo ideal es agregarlo en forma de hilo mientras batimos el ajoblanco. Así nos aseguramos de que todos los ingredientes quedan bien integrados.
- Finalmente, añadimos el agua bien fría y batimos a velocidad lenta hasta obtener una mezcla homogénea. En el listado de ingredientes indico que necesitamos 1 litro de agua, pero la cantidad exacta dependerá de si nos gusta el ajoblanco más o menos espeso. Por lo tanto, os recomiendo incorporar el agua poco a poco hasta obtener la consistencia deseada.
- Enfríar el ajoblanco en la nevera. Es fundamental que a la hora de degustarlo esté bien fresquito.
- Servimos el ajoblanco malagueño y lo decoramos con las uvas.
¿Cómo presentar el ajoblanco malagueño?
- Como alternativa a las uvas, también podemos degustar el ajoblanco acompañado de trocitos de melón. Con esta guarnición buscamos un contraste de sabores y texturas, por lo que lo ideal es que sea un melón bien dulce.
- También se puede acompañar de trocitos de pan frito o un crujiente de jamón. La textura crocante de estos ingredientes combina fenomenal con la cremosidad del ajoblanco. Si queréis saber cómo preparar el crujiente de jamón echad un vistazo a esta receta de crema de setas donde os lo explico.
- Siguiendo con el contraste de texturas, ¿qué tal rociar el ajoblanco de un poco de almendra crocante, de esa que se usa en repostería?
- En algunas zonas de Andalucía, el ajoblanco se acompaña de patata asada. No lo he probado, pero seguro que también queda buenísimo.
- Resulta ideal presentar este tipo de sopas frías en cuencos de barro. Este material permite conservar el frío de su contenido durante más tipo. Un plato tradicional servido en un recipiente tradicional… ¡perfecto!
- El ajoblanco puede constituir un aperitivo perfecto. En ese caso, servidlo en vasos de chupito.
- Para darle el toque maestro, dejad caer unas gotitas de aceite de oliva sobre la superficie del plato. Lo ideal es hacerlo con un biberón pero, si no tenéis se puede realizar esta misma operación con una cucharita pequeña.
Consejos para hacer un buen ajoblanco
- Para que el ajoblanco salga rico es fundamental que utilicemos una almendra de calidad. La almendra marcona es una variedad autóctona, fácil de encontrar en los comercios y de mucha calidad, por lo que resulta perfecta.
- Al igual que ocurre con el salmorejo, debemos usar un pan de miga compacta, que cale bien, es decir, que se impregne bien de líquido. Un pan tipo candeal suele ser el más adecuado para realizar estas recetas.
- Y el tercer y último consejo que os puedo dar es que vayáis probando la proporción de ingredientes que más os guste. No sé si existe el ajoblanco perfecto, pero lo que sí sé es que debemos disfrutar con los platos que preparamos en casa. Por lo tanto, ajustad las cantidades a vuestro gusto, especialmente de ingredientes como el ajo o el vinagre, que son los sabores más intensos del plato.
Variaciones de la receta de ajoblanco tradicional
La receta de ajoblanco malagueño que hemos visto responde a la manera clásica de preparar esta deliciosa sopa fría. No obstante, podemos echarle un poco de imaginación y hacer nuestra propia versión del ajoblanco. A continuación os doy algunas ideas para que personalicéis la receta.
- Si queréis potenciar el sabor de almendra, utilizad leche de almendras en lugar de agua. Se puede sustituir toda o parte del agua por esta leche de origen vegetal. Yo prefiero escoger una leche de almendras que no tenga azúcar añadido, para que el dulzor del plato solo lo aporten las uvas, pero eso ya lo dejo a vuestra elección.
- También podéis tostar ligeramente las almendras antes de triturarlas. Este gesto le aportará al plato un aroma buenísimo a fruto seco tostado. El ajoblanco malagueño no quedará de un color tan blanco, pero merece la pena probarlo.
- Si os gusta el pepino, ¿por qué no añadirle un poco? Medio pepino triturado junto con el resto de ingredientes aportará frescor al ajoblanco y aumentará su valor nutricional.